Sobre los 25 años de la fundación y la evolución del concurso literario “Santiago en 100 palabras”, Iván Valenzuela y Angélica Bulnes conversaron con Carmen García, fundadora y directora de Fundación Plagio, en una nueva edición del Rat Pack del Mesa Central.
Sobre los 25 años de la fundación y la evolución del concurso literario “Santiago en 100 palabras”, Iván Valenzuela y Angélica Bulnes conversaron con Carmen García, fundadora y directora de Fundación Plagio, en una nueva edición del Rat Pack del Mesa Central.
Sobre los 25 años de la fundación y la evolución del concurso literario “Santiago en 100 palabras”, Iván Valenzuela y Angélica Bulnes conversaron con Carmen García, fundadora y directora de Fundación Plagio, en una nueva edición del Rat Pack del Mesa Central.
Respecto a los orígenes de la Fundación Plagio durante la década de los 90, García señaló que “partimos muy jóvenes en la universidad, con un taller de poesía y nació la idea de hacer una revista, la Revista Plagio que se hizo durante cinco o seis años. Resumía artes visuales, poesía, nueva narrativa, era súper indie y universitaria pero con la idea de generar puentes con las distintas disciplinas artísticas y con la idea de difundir a los creadores nacionales. Al poco tiempo surge también Santiago en 100 palabras, la génesis fue de la mano de la revista y nos acercamos a MetroArte buscando auspicios, nos dijeron que no, pero que inventáramos algo que tuviera que ver con la ciudad y se ocuparan los espacios de Metro. Juntando esos factores -ciudad, algo breve y creativo- nace la idea de hacer Santiago en 100 palabras”.
Acerca de la evolución que ha tenido el concurso “Santiago en 100 palabras”, cuya primera edición fue en 2001, la socióloga planteó que “ese primer año llegaron 2.700 cuentos, fue una locura; ahora llegan cerca de 50 mil cuentos. A lo largo de los años he detectado varios factores, hay un montón de externalidades positivas más allá de que Santiago en 100 palabras fue de las primeras iniciativas de participación ciudadana que hubo en Chile post dictadura, no había, uno abre una ventanita y la gente feliz de poder contar, manifestarse y dialogar. Por otra parte, el fomento de la lectoescritura a través de un proyecto así es bien único, acerca la lectoescritura a la gente, ya no está en las grandes narrativas, no hay que escribir una novela para ser escritor sino que es una aproximación cercana. Todos podemos escribir un cuento de 100 palabras, todos tenemos algo que contar sobre el lugar que habitamos y esa invitación, que es transversal, que es democrática, ha sido clave para que la gente se sienta invitada a participar de un proyecto que es colectivo y ciudadano”.
Sobre las temáticas contenidas en los cuentos enviados por las personas, la directora de Fundación Plagio afirmó que “los temas que aparecen en general, la seguridad sin duda está siempre y algo que ha ido en aumento es la soledad de la gran ciudad. Nosotros que hacemos el proyecto en otras regiones de Chile y otras ciudades del mundo, es súper interesante comparar las narrativas que existen entre unos y otros; lo que pasa en Magallanes no pasa en Santiago. La vivienda fue un tema importante hace un par de años”.
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