En una nueva edición del Rat Pack de Mesa Central, Iván Valenzuela conversó con Paula Comandari y Marily Lüders sobre la decisión del presidente chino, Xi Jinping, de no asistir a la cumbre del G20 y la revolución cibernética que existió en tiempos de la Unidad Popular.
En una nueva edición del Rat Pack de Mesa Central, Iván Valenzuela conversó con Paula Comandari y Marily Lüders sobre la decisión del presidente chino, Xi Jinping, de no asistir a la cumbre del G20 y la revolución cibernética que existió en tiempos de la Unidad Popular.
En una nueva edición del Rat Pack de Mesa Central, Iván Valenzuela conversó con Paula Comandari y Marily Lüders sobre la decisión del presidente chino, Xi Jinping, de no asistir a la cumbre del G20 y la revolución cibernética que existió en tiempos de la Unidad Popular.
Para iniciar la conversación, Paula Comandari se refirió a la decisión del presidente chino, Xi Jinping, de no asistir a la cumbre del G-20, comentando que “muchos lo habían anticipado, pero no había una confirmación de lo que es calificado como un desaire del presidente. Esta decisión es en un momento muy sensible para todo el planeta, después de la pandemia y todos los efectos que tuvo, y en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania”.
Entre las razones que explicó Comandari sobre esta decisión, puntualizó en que la más sencilla “es que en medio de la crisis económica decidió quedarse en sus tierras para proyectar que lejos lo más importante es recuperar la senda del crecimiento económico. Xi Jinping prometió un repunte, con empresas enormes que están apunto de quebrar, algunos interpretan este gesto como una señal interna”.
Por otro lado, Marily Lüders comentó el revolucionario proyecto cibernético desarrollado en tiempos de la Unidad Popular, explicando que va que “este jueves se va a inaugurar en el Centro Cultural La Moneda, una exposición sobre el diseño de la Unidad Popular. Una de las atracciones va a ser la reproducción de la sala del proyecto Cybersyn, la reconstrucción más exhaustiva que se ha hecho nunca, es un símbolo de un sueño económico, de una utopía tecnológica, de un proyecto de potencial truncado”.
En esa línea, la periodista enfatizó en que “fue un ambicioso proyecto desarrollado entre 1971 y 1973 que buscaba, desde un único centro, ir regulando la producción de las fábricas. Nadie sabía que un experto de cibernética inglés, que llegó en 1971 con la misión de unir en red a las fábricas y el Estado, Stafford Beer, fue seducido con la idea de unir la tecnología con el cambio social. En 1972 el Presidente Allende fue a conocer los avances y se sentó en una de las sillas del futuro, en un día de verano en que los sistemas no pudieron actualizar los datos que quería el Presidente”.
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