En una nueva edición de Doble Click, Ramón Ulloa conversó con Alfonso Kaiser, profesor de Riesgos del Master of Engineering Management de la Universidad de los Andes, respecto al nuevo avión X-59 de la Nasa.
En una nueva edición de Doble Click, Ramón Ulloa conversó con Alfonso Kaiser, profesor de Riesgos del Master of Engineering Management de la Universidad de los Andes, respecto al nuevo avión X-59 de la Nasa.
En una nueva edición de Doble Click, Ramón Ulloa conversó con Alfonso Kaiser, profesor de Riesgos del Master of Engineering Management de la Universidad de los Andes, respecto al nuevo avión X-59 de la Nasa, el cual estaría listo para iniciar sus primeros vuelos de prueba desde el hangar donde fue construido, hasta una pista de aterrizaje en California. El proyecto busca romper con una prohibición que rige en Estados Unidos que restringe el uso de naves supersónicas solamente a los militares, debido al ruido que provocan al pasar.
El profesor partió haciendo referencia al antiguo avión Concorde, que fue el primero con ese tipo de características, señalando que “el Concorde tenía un problema comercial, era muy caro, con pasajes de más de 8 mil dólares y llevaba muy poca gente muy rápido, pero muy descolocado respecto a las ganancias que requerían las empresas de transporte aéreo”. Mientras que respecto al nuevo X-59, dijo que es completamente factible que se reduzcan los ruidos y se solucionen los problemas de operación en el aire, “creo que es posible. Hay dos cosas, el diseño es totalmente nuevo y ahí han generado una reducción del ruido notable y además pueden hacer cancelaciones activas, que va a permitir que cuando estén en velocidad de crucero, de forma supersónica, puedan en su condición de desplazamiento normal, lograr la reducción del ruido”.
Respecto a si es comercialmente rentable, el entrevistado dijo que “ese es el desafío y también fue el del Concorde, lo que pasa es que el Concorde se hizo como un avión de lujo, no pensando tanto en ahorrar combustible o hacer su ciclo de vida barato, sino que en transportar a la gente más rápido. Ahora, este planteamiento nuevo está pensado en optimizar la velocidad y el diseño, desde el punto de vista de la economía, pero lamentablemente es tremendamente estilizado porque reduce el frente de onda y eso no permite tener un fuselaje anchos como los que conocemos en los vuelos transatlánticos, que permiten llevar muchas corridas de asientos, entonces ahí está el desafío, en que a pesar de ser aviones pequeños, deben ser rentables”.
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