Sobre los efectos de los incendios forestales que han afectado a Canadá previo a la llegada del verano en el hemisferio norte, Ramón Ulloa conversó con el climatólogo de la Universidad de Santiago y líder del grupo de investigación @Antarcticacl, Raúl Cordero, en un nuevo programa de Doble Click.
Sobre los efectos de los incendios forestales que han afectado a Canadá previo a la llegada del verano en el hemisferio norte, Ramón Ulloa conversó con el climatólogo de la Universidad de Santiago y líder del grupo de investigación @Antarcticacl, Raúl Cordero, en un nuevo programa de Doble Click.
Sobre los efectos de los incendios forestales que han afectado a Canadá previo a la llegada del verano en el hemisferio norte, Ramón Ulloa conversó con el climatólogo de la Universidad de Santiago y líder del grupo de investigación @Antarcticacl, Raúl Cordero, en un nuevo programa de Doble Click.
Respecto a la situación del país norteamericano, que actualmente cuenta con 224 siniestros activos, de los cuales 97 están “fuera de control”, Cordero comenzó afirmando que “los números son extraordinarios, estamos hablando de millones de hectáreas quemadas. Nos vemos hasta la primavera de ellos, es decir, estamos a unos tres o cuatro meses más de que la temporada llegue a su fin, con la llegada del invierno de ellos. Así que les queda todavía harto trecho por delante y vamos a ver si este 2025 rompe el récord, que no se estableció el año pasado, pero cerca, se estableció el 2023, cuando se le quemaron al país 15 millones de hectáreas, lo que equivale a 30 veces lo que se nos quemó a nosotros en 2023, en el segundo evento de mega incendio y unas 25 veces más a los mega incendios que tuvimos en 2017”.
En ese sentido, el columnista abordó el efecto del humo proveniente de los incendios recientes y añadió que “Copernicus, que es este brazo comunicacional que tiene la Agencia Europea del Espacio, la ESA, lleva monitoreando con los satélites europeos la concentración de este material particulado, este hollín resultado de los incendios forestales. Habíamos conversado hace unas pocas semanas que el humo de los incendios forestales tiene la tendencia a disminuir la calidad del aire de las ciudades, y por lo tanto, eventualmente acortan la esperanza de vida de las personas que habitan en esas ciudades. El humo tiene que estar abajo, pegado a la superficie, para que lo puedas respirar, para afectar a tu salud, pero cuando logra, como en este caso particular, arrastrado por tormentas o fuertes vientos y cruza el Atlántico, ese humo está a gran altitud, entonces la moraleja es que es poco probable que afecte la calidad del aire de las ciudades europeas”.
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