El escándalo por las pensiones de gracia sólo parece crecer. La duda respecto de la corrección en el otorgamiento de los beneficios, la aparente falta de rigor en el análisis de los datos y de la entidad de las víctimas y por cierto el debate sobre la pertinencia de otorgar una pensión de gracia a un productor de material pornográfico infantil, a un violador de menores o a un homicida, subyacen en el escándalo. Tal como dijera Carlos Gajardo en Tele13 radio ayer, la indemnización o compensación a violadores a víctimas de violaciones a los derechos humanos incluye también aquellos que han delinquido. La pregunta es si otorgar beneficios con frivolidad, con negligencia o con lenidad, no ofende profundamente a quienes han tenido o a veces a quienes se les han negado beneficios, habiendo sido víctimas de agentes del Estado en situaciones de mayor gravedad o profundidad.
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